Los hogares son los responsables del 20% de la energía consumida en España, según afirma la Unión de Consumidores. Un hogar español consume de media 9.922 kw por horas, lo que equivale a 0,85 toneladas de petróleo. Preocuparnos por la cantidad de consumo energético y por la forma en la que consumimos esta energía es de suma importancia, por ello las bombillas de bajo consumo se plantean como una alternativa de ahorro económico y por tanto una opción más respetuosa para el medio ambiente.
Pero, ¿qué son las bombillas de bajo consumo? Estas bombillas se caracterizan por un consumo energético mucho más reducido al de las bombillas tradicionales. Iluminan con la misma intensidad pero, tras presionar el interruptor, requieren un cierto tiempo para alcanzar su máxima potencia ya que son bombillas de mecanismo frío, por lo que consumen entre un 50% y un 80% menos que las bombillas calientes, las de toda la vida.
En este artículo enumeramos las ventajas de usar las bombillas de bajo consumo frente a la anticuada incandescencia 😉
El beneficio obvio, consumen mucho menos
La quinta parte del gasto de nuestra factura de la electricidad proviene del consumo de luz. No obstante, si cambiáramos cinco de nuestras bombillas convencionales por bombillas de bajo consumo, nos podríamos ahorrar hasta 60€ en su factura anual de la electricidad. Es cierto que su precio es más elevado, pero considerando el importante ahorro energético que supone en la factura de la luz, son altamente más rentables en un medio-largo plazo.
Estas bombillas funcionan de forma parecida a los tubos fluorescentes tradicionales, motivo por el cual se denominan técnicamente lámparas fluorescentes compactas.
Son mucho menos contaminantes
Además del ahorro económico, si usáramos debidamente las bombillas de bajo consumo reduciríamos 340 kg de emisiones de gases de efecto invernadero al año. Individualmente estas cifras pueden parecer escasas, pero si el 20% de los españoles hiciéramos este cambio de bombillas, el ahorro total sería de 480 millones de euros en electricidad y tres millones de toneladas menos de emisiones de CO₂.
Su luz es muy agradable
Esa excusa de “Es que su luz es muy fría…” ya no es válida. Gracias a la tecnología podemos disfrutar de una luz totalmente cálida, muy similar a la emitida por una bombilla incandescente e incluso más natural. Es cierto que tarda en alcanzar su máxima potencia, pero cada vez diseñan productos más eficientes que resuelven este problema.
Son mucho más duraderas
Otra de las ventajas que presentan es que duran ocho veces más que las bombillas convencionales y proporcionan la misma luz. En total, su vida útil es de entre 8.000 y 10.000 horas. Por otro lado, las bombillas incandescentes tienen un consumo mucho mayor porque únicamente aprovechan el 5% de la energía eléctrica que consumen. El 95% restante se transforma en calor, y no en aprovechamiento luminoso, produciéndose así un consumo de energía innecesario.
¿No te gusta ninguna de las dos? Una alternativa: Bombillas LED
Gracias al desarrollo energético, estas bombillas han supuesto una alternativa viable para la reducción de consumo y contaminación en los hogares. Las bombillas LED son lámparas compuestas de diodos emisores de luz que responden instantáneamente con su máxima potencia cuando las encendemos y tienen una vida útil mucho más duradera que el resto de las bombillas. Una bombilla LED puede llegar a consumir hasta 10 veces menos que una tradicional. Este es otro producto en el que merece la pena invertir.
Fuentes: